En el centro de Santiago, en la basílica de la Merced, se venera a la Virgen María bajo esa advocación. Esta devoción llegó a Chile con los religiosos mercedarios que trajeron la imagen que todavía preside el altar de la basílica. Esta fue la segunda imagen de la Virgen que llegó al país; la primera, de la Virgen del Socorro, la trajo Pedro de Valdivia.
Los Mercedarios es una congregación fundada por San Pedro Nolasco, en 1218. Fue la primera orden religiosa que llegó a Chile, junto a los conquistadores españoles. La palabra “merced” tenía en la época de la fundación de los mercedarios, inicios de siglo XIII, un significado de piedad o compasión, llevando la misericordia y la libertad a los cautivos. Hoy continúan esa labor, bajo el amparo de la Virgen, rescatando de nuevas formas de esclavitud social, política y sicológica.
En la Basílica yacen los restos de varios personajes de la historia de Chile, destacando doña Inés de Suárez y don Mateo de Toro y Zambrano.